Resulta curioso. En Introducción al Derecho enseñamos a nuestros alumnos la importancia del binomio “hombre – sociedad” como un paradigma insoslayable que justifica la razón de ser del Derecho como el instrumento más eficaz que se conoce para regular la conducta del hombre en sociedad mediante un sistema de reglas obligatorias sancionadas por la fuerza institucionalizada del Estado en caso de infracción.
Pareciera ser que el “animal político”, al decir de Aristóteles, es impensado en una isla desierta o en soledad. La vida en comunidad es tan necesaria como el aire que respiramos.
Y de pronto, todo cambia. Aparecen nuevos conceptos tales como el “distanciamiento social” y de la noche a la mañana debemos replegarnos en nuestros cuarteles de invierno. Las reglas cambian y ahora nos dicen que no debemos alternar los unos con los otros.
Esta pandemia, necesariamente, va a transformar el mundo tal como lo conocemos y sus consecuencias serán transcendentes y duraderas.
Uno de esos grandes cambios es la forma en que se relaciona el hombre en sociedad, ya que, en la actualidad, más de un tercio de la humanidad se encuentra bajo algún tipo de confinamiento y es a través de la red global de Internet que ha sido posible, al menos, mantener el nexo social entre personas. A modo de ejemplo: la libertad de desplazarse y reunirse, (algo que dábamos por hecho) y que se presumía garantizada en un estado de derecho, se ve severamente afectada. Lo mismo ocurre con otras costumbres arraigadas en nuestra sociedad: saludar de beso, estrechar una mano, dar un abrazo, que en la actualidad están vedadas.
En este panorama la enfermedad por Covid-19 ha afectado gravemente la vida normal del hombre, la sociedad y el derecho.
Una de las áreas más afectadas es la educación. La pandemia plantea un escenario sin precedentes, ya que desafía a un sistema educativo que no se encuentra suficientemente preparado para afrontar esta contingencia. Esto se ha traducido en que las clases presenciales han sido reemplazadas por clases virtuales con apoyo de la tecnología, sin embargo, esa situación sólo devela y acentúa aún más la brecha social entre ricos y pobres, y entre lo que viven en los centros urbanos y los que viven en zonas rurales, ya que esta tecnología no está al alcance de todos, ya sea por la capacidad económica o por las limitaciones geográficas. Esto, desde la perspectiva del Derecho, vulnera el acceso a la educación digna que todo ciudadano debe tener.
Una de las principales preocupaciones en relación a la vulnerabilidad de los Derechos Humanos, es el de las personas privadas de libertad, en muchos casos centros penitenciarios sobre poblados que han generado un aumento de contagios por este virus. Una de las medidas del Gobierno fue dejar en libertad a más de 13.000 reclusos que se encontraban condenados y otros imputados. Las consecuencias de esta medida no las sabemos con certeza, pero ciertamente esto generará un mayor grado de inseguridad ciudadana.
Sin duda esta nueva crisis ha afectado a nuestra sociedad de manera importante e irreversible. La concepción del vivir en sociedad será otra a partir del 2020 y el reloj no se detiene.
José Manuel Baquedano González
Pdte. Colegio de Abogados Provincia de Osorno